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miércoles, 4 de enero de 2012

El testimonio de Martin Varsavsky sobre su encuenntro con Steve Jobs y con Bill Gates

Prefiero los productos Apple que los de Microsoft. Es más, no uso productos Microsoft salvo la Xbox. Así que lo que voy a decir poco tiene que ver con estas empresas en si, sino con sus fundadores. A nivel empresa soy fanático de Apple y me incomoda la complejidad de los productos Microsoft. En casa tengo una red de Macs y cuando la opero me siento inteligente. Cuando entra una PC en la red, solo al tratar de configurarla me siento un inútil. Por lo tanto lo que viene no es un comentario sobre Microsoft y Apple sino mi impresión luego de conocer a Bill Gates y a Steve Jobs.
Antes de conocer a Steve Jobs, para mi era un ídolo. Antes de conocer a Bill Gates, para mi era un monopolista en proceso de reformarse. Pero los encuentros en diversos momentos y de unos 90 minutos cada uno cambiaron mi opinión. Ahora diría que Bill Gates es un hombre extraordinario, con una curiosidad ilimitada por lo que le ocurre al resto de la humanidad, con un espíritu filantrópico único en el mundo y una vocación para dejar este planeta mejor que como lo encontró. Si, sabemos que en su época en Microsoft fue un duro negociador, pero su fortuna, que ahora está donando, viene de haber creado un enorme ecosistema de colaboradores y empresas como Dell, HP y muchas otras que aún viven de Microsoft.



En cambio, Steve Jobs, con quien estuve a solas negociando un posible acuerdo entre Fon y Apple como el que hicimos entre Fon y Google, me dio la impresión opuesta. En el trato, me pareció una persona de una agresividad innecesaria, con capacidad para el maltrato, arrogante, que negocia de una manera intransigente como si no tuviera la mitad del éxito que tiene. O consigue hacer un acuerdo como el quiere o no lo hace. Cuando debate exagera, trata de argumentar sus puntos con cualquier comentario sin que realmente estén apoyados en hechos. Steve Jobs es un genio del diseño y de la comunicación hasta el punto de que yo mismo creía que conocerle iba a ser espectacular. Pero fue lo contrario. Terminé discutiendo con el durante 90 minutos y de una manera incómoda. En Fon hicimos acuerdos con Skype, eBay, Google, BT, Softbank y muchas otras empresas sin ningún problema, y nos llevamos bien con todos, pero con Apple no llegamos a ningún lado. Steve Jobs abrió la discusión con un “nos gusta Fon pero vamos a hacer Fon sin Fon” y de ahí en adelante todo fue difícil. Parecía que le molestaba que Fon no había sido su idea, como si no fuera suficiente su genialidad en todo lo demás. Yo quería llegar a un acuerdo, quería llevarme bien con Steve Jobs, pero terminé en una discusión inútil, sin sentido. Cada tema era una pelea. Ejemplos: Steve Jobs tratando de decirme que sin duda las redes móviles europeas eran mucho peor que las norteamericanas, o que Apple inventó el WiFi, o que el iPhone es el producto con WiFi más vendido del mundo. Temas que simplemente no son así. ¿Para qué exagerar la importancia de Apple o de Estados Unidos cuando todos sabemos que Apple es la empresa más valiosa de tecnología del mundo y USA la primera economía? No tiene sentido exagerar lo que ya es impresionante por si solo. En privado, Steve Jobs me pareció una persona insegura pese a su éxito sideral. Pero a pesar del enfrentamiento que tuvimos, siento mucha pena por él y su enfermedad y le deseo la mejor suerte, porque aunque el mundo no necesita su personalidad (y él mismo tendría que tratar de moderarse), el mundo si necesita su creatividad ilimitada, su capacidad de transformar una idea en un producto. El iPhone es una ruptura con el pasado, un maravilloso monumento al casamiento entre usabilidad y diseño. El iPad, un año después de su lanzamiento no tiene competencia, su ecosistema es imbatible. La nueva MacBook Air es mi computadora favorita de lejos y yo mismo he ganado mucho dinero con acciones de Apple. Pero si mañana me dicen: ¿cena con Steve Jobs o cena con Bill Gates? No lo dudo: me voy con Bill Gates.


Sé que los que lean esto probablemente van a seguir pensando lo que yo pensaba de Steve Jobs antes de conocerlo. Y está bien, eso también es parte de su genio. Su capacidad de proyectar una imagen positiva frente a su persona. Pero si charlan con gente que haya trabajado con él, verán que en general dicen que es una persona muy complicada. Y no creo que sea feliz siendo así. Es una pena. Steve Jobs parece ser la persona más exitosa pero la menos feliz de Silicon Valley. Y yo también sentí que fracasé en nuestro encuentro. Pero no vi manera de llegar a un acuerdo. La paradoja es que hemos vendido millones de foneras gracias a Apple, así que le estamos muy agradecidos. Y que así como no se da el caso de que las redes móviles de USA sean mejores que las europeas, tampoco creo que se dé el caso de que Apple haa Fon sin Fon. Por nuestro parte, las puertas están siempre abiertas a una colaboración.

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